En los últimos días estamos asisitiendo al "linchamiento online" de Manolo Lama, periodista del canal Cuatro, que tuvo la desgraciada idea de solicitar una limosna para un vagabundo a la afición del Atlético que se encontraba en esos momentos contemplando el directo que éste estaba realizando para la sección de Deportes. Por desgracia para él y para la cadena, el acto se convirtió en una auténtica mofa de algunos seguidores contra el pobre ciudadano, que se hallaba sentado al lado de una boca de U-bahn.
Aquí el ya famoso vídeo:
Rápidamente se creó un grupo en Facebook llamado: "Por la dimisión de Manolo Lama y sus compañeros por reírse de un pobre vagabundo" El grupo llegó a alcanzar cerca de los 100 mil miembros poco momentos antes de ser retirado de la red.
Este no es un caso aislado, en los últimos años el poder de internet ha servido para compartir el desengaño contra un individuo o empresa con la utilización de mails en cadena, y últimamente en mayor medida, con el uso de las redes sociales.
Es curioso pensar como puede haber tanto revuelo entorno a una acción que ha durado tan sólo unos segundos, pero como decía, el poder de compartir en internet es tan grande, que la reputación de un individuo o una empresa depende de un click, el mismo click que sirve para reenviar.
Hace una semana un amigo mío me reenvío el más que conocido mail donde se insta a hacer boicot a la marca Tommy Hilfiger argumentando que su propietario, el mismo Tommy, había sido expulsado del programa de Oprah Winfrey por menospreciar a colectivos como los afroamericanos, latinos, y judíos. Este mail se envío por primera vez hace 12 años, ¡12 años!, y sigue circulando por la red incluso depués de haber presentado numerosos comunicados para negar cualquier participación de Tommy Hilfiger en el programa de Oprah. El daño fue tan grave que la misma Oprah decidió invitar a Tommy para negar tal acusación:
Soy un gran apasionado de la redes sociales, pero me asusta pensar del mal uso que se le pueden dar, acciones con mala intención contra una empresa o individuo, ataques por intereses personales, etc... Por suerte, el internauta es cada vez más maduro y se mira bien lo que envía antes de darle al click de reenviar.
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