El negocio de la muerte

Con el 36º aniversario de la muerte de Grouxo Marx, se han vuelto a publicar decenas de sus frases célebres de películas, obras de teatro y apariciones televisivas. Pero una de las más famosas, nunca llegó a producirse. Es la que algunos medios aseguran que esta escrita en su lápida "perdonen no me levante".
En realidad, Grouxo fue incinerado y no enterrado en una tumba (ver biografía). Aunque se ha escrito en varios sitios que la idea de escribir esta frase en su lápida realmente si existió, pero fue la familia de Grouxo la que decidió no llegar a realizar este último "acto de comedia" para no provocar colas y colas de fans delante de su tumba. Más que respetable.

Este año, he tenido la suerte de visitar dos sitios emblemáticos en Estados Unidos que han conseguido, o pretender conseguir rentabilizar al máximo la muerte de un ser famoso y conseguir que miles de peregrinos se concentren delante de su lápida. 
Por un lado estuve en Memphis, en la casa de Elvis Presley, la famosa Graceland. Una casa a las afueras del centro de la ciudad en donde se ha construido un pequeño parque de atracciones para sacar el máximo provecho de los fans procedentes de todo el mundo. Sinceramente la ruta deja mucho que desear, puesto que a parte de la casa, los muebles, y los álbumes de oro, lo realmente interesante es ver la lápida donde está enterrado Elvis. Que no deja de ser una lápida más si no se es un auténtico fanático del cantante. De hecho, nos comentaron los locales de la zona, que la familia Presley, liderada por su hija Lisa Marie, estaba muy preocupada por la bajada importante de visitas y la creciente media de edad que visitaba el recinto. La verdad es que éramos los únicos jóvenes que no iban acompañados de sus abuelos. Hoy en día la juventud nunca pagaría los 75$ que cuesta la entrada más barata de la casa del Rey del Rock, de hace cuatro décadas.


En Junio vimos un caso parecido, pero con peor fortuna en el desarrollo del negocio. Estábamos tomando una cerveza en Los Olivos, California, cuando un local nos informó de que estábamos a tan sólo un kilómetro de la finca de Michael Jackson, Neverland. No lo dudamos y decidimos hacerle una visita. Hoy en día Neverland pertenece a un magnate de los negocios que decidió comprar la finca por un precio muy reducido (según los locales) para poder explotar la finca como destino turístico. El problema pero, es que según la normativa de California, un negocio así sólo puede establecerse con el permiso de los vecinos, los cuales se opusieron totalmente a la llegada masiva de buses de operadores que destrozasen su tranquila vida de viñedos y naturaleza.


No conseguimos pasar de la puerta de entrada en donde dos vigilantes controlaban que nadie se colase en la finca, y tampoco tuvimos alcance a ver ninguna de sus atracciones, noria incluida, puesto que la finca estaba ubicada estrategicamente entre dos colinas que no permitían ver nada desde las montañas colindantes. Pero según nos comentaron, el parque de atracciones ha sido desmantelado y la finca está cada vez más deteriorada. La primera parte se puede comprobar a través de la vista de satélite de Google Maps.
Una idea de negocio, que de momento está más que en stand by y que costará tiempo en poder llegar a realizarse.

Son casos que demuestran como una familia aprovecha de diferentes formas la muerte de un ser querido: Privacidad y respeto vs. negocio y masificación.

Comments